Autocuidado

Poner en práctica el autocuidado es una de las mejores cosas que puedes hacer para ayudar a quien cuidas. Como dice el dicho, “no puedes servir de una taza vacía.”

Depende de tu origen y crianza, puede que la idea de autocuidado conlleve una connotación negativa. Por ejemplo, puede que hayas escuchado que priorizar tus necesidades sea algo egoísta. Sin embargo, la evidencia científica prueba lo contrario en el caso de los cuidadores, quienes frecuentemente se encuentran en mal estado de salud y se sienten agobiados, y agotamiento físico y emocional a causa de su falta de autocuidado.

Sabemos que cada quien tiene una experiencia distinta al cuidar de alguien, y que las circunstancias pueden hacer que cuidar de uno mismo parezca imposible o inaccesible. Pero esperamos que nuestros consejos y recomendaciones te animen a implementar pequeños cambios en tu rutina que te permitan mejorar tu bienestar. Después de todo, no hay mejor momento que el presente para comenzar a practicar el autocuidado emocional, cognitivo, y más.

Está bien pedir ayuda

Tal vez eres el tipo de persona que siempre se ha enorgullecido de su independencia. Tal vez creas de manera inherente que puedes perseverar sin importar las circunstancias. Tal vez no sepas de qué manera otros pueden ayudarte y no quieres sentirte como una molestia. Tal vez pienses que esto es algo que debes manejar tú solo porque no quieres hacer tu situación aún más complicada. Pero estamos aquí para hacerte saber que tu salud depende de la ayuda que recibas.

Según el Centro Nacional de Información de Biotecnología, los cuidadores están cuatro veces más a riesgo de desarrollar depresión, y son tres veces más propensos a buscar tratamiento para la ansiedad a comparación con personas que no están a cargo del cuidado de alguien. Además de esto, la Alianza de Cuidadores Familiares reportó que varias condiciones crónicas, como las enfermedades o crisis cardiacas, el cáncer, la diabetes, y la artritis, prevalecen casi dos veces más en cuidadores que en no cuidadores.

Si aún dudas en pedir la asistencia de recursos externos, te sugerimos comenzar por pedir ayuda a personas cercanas a ti en tareas fáciles y específicas. Por ejemplo, puedes pedirles que cocinen una comida, recojan una prescripción médica, o salgan un rato corto con la persona que cuidas. Algunas personas te dirán hasta qué punto te pueden ayudar. Puede que no sea fácil, pero las personas indicadas, que estén dispuestas y sean capaces, te darán apoyo. Si se convierte en una necesidad, te sugerimos que consideres opciones de cuidado en casa o centros de día para adultos. Puede que sea difícil imaginar el hecho de que alguien más te brinde ayuda, pero debes considerar si tus circunstancias y tu habilidad para brindar cuidado serán las más apropiadas a largo plazo.

Tu salud emocional

Cuidar de una persona viviendo con demencia es una tarea que requiere mucho tiempo y energía. Muchas veces, quienes cuidan de alguien sienten desánimo, culpa, abandono, tristeza, frustración, confusión, o enojo; todo esto es completamente normal. La responsabilidad puede sentirse como una carga en varios sentidos. Por lo tanto, es importante que te des tiempo y espacio para reafirmarte que estás haciendo lo mejor posible incluso cuando no lo parezca. Intenta reconsiderar las palabras que te diriges de una manera distinta. Por ejemplo, puedes practicar repetir algunas de estas frases interiormente:

  • Estoy haciendo lo mejor que puedo.
  • Es la enfermedad hablando.
  • Lo que estoy haciendo resultaría difícil para cualquier persona.
  • No soy perfecto, y eso está bien.
  • No puedo controlar algunas cosas que pasan; solo la forma en que reacciono ante ellas.
  • Incluso cuando hago todo lo posible por ayudar, la persona con demencia seguirá teniendo síntomas y complicaciones a causa de la enfermedad, no a causa de lo que yo hago.
  • Disfrutaré de los momentos de sosiego que podamos tener juntos.

La satisfacción de tus necesidades espirituales

Dado que cuidas de alguien con demencia, es posible que necesites más recursos espirituales que otras personas. Hemos notado que muchos cuidadores se benefician de satisfacer sus necesidades espirituales, ya que esto les ayuda a sobrellevar los momentos difíciles y les proporciona una sensación de calma y equilibrio. Puede que esto no sea adecuado para todos, pero, si haces parte de una comunidad de fe, asegúrate de sacar algo de tiempo para ponerte en contacto con esta. Para otras personas, la mejor forma de encontrar la paz interior y satisfacer sus necesidades espirituales simplemente consiste en enfocarse en prácticas meditativas, o en tener la noción de que existe alguna fuerza o entidad superior que controla el universo.

Consejos para el autocuidado

    1. Únete a un grupo de apoyo de Alzheimer’s San Diego. Hay docenas de grupos (con uno en español), con reuniones disponibles 6 días a la semana y opciones para acudir en la mañana, tarde, o noche. Muchos miembros han notado que asistir a las reuniones grupales les proporciona información valiosa, apoyo, soluciones, y conocimiento que resultan útiles para poder sobrellevar las dificultades que el Alzheimer y las otras formas de demencia conllevan.
    2. Pasa tiempo con tus amistades. Socializar te puede ayudar a reducir el estrés y a mantener un estilo de vida saludable. Cuidar de alguien puede ser agotador, ya que es una labor de tiempo completo. Por lo tanto, es importante que te mantengas en contacto con otros; necesitas participar en actividades sociales.
    3. Toma cinco minutos de descanso cada día. A veces, tomar descansos muy largos no es lo más ideal. Sin embargo, sacar al menos cinco minutos para meditar, escribir en un diario, o disfrutar de una buena comida al aire libre puede sentirse revitalizante. Tu mente necesita un descanso, así que haz actividades que disfrutes y que sean calmantes para que puedas vivir el presente.
    4. Saca tiempo para tus pasatiempos. Te resultará más difícil dedicar tu energía al cuidado de otros si no te enfocas en dedicarla, primero, a ti mismo. Hacer actividades que disfrutas incrementa tus niveles de energía, positividad, y paciencia.
    5. Ejercita tan a menudo como puedas. Incluso una caminata rápida alrededor de la cuadra te puede proporcionar una dosis diaria de vitamina D y hacer que tu corazón se ponga en marcha. Si no puedes salir de casa todos los días, intenta buscar maneras alternativas de hacer actividad física; limpiar, cuidar del jardín, o aspirar son algunas opciones.
    6. Visita a tu doctor regularmente. Recibir chequeos regulares es una buena manera de monitorear tu salud general y saber si necesitas alguna intervención médica.
    7. Mantén tu información legal, financiera, y de salud actualizada. Tener un plan en caso de que algo te ocurra puede reducir el estrés y garantiza la seguridad de la persona que está bajo tu cuidado.
    8. Consume alimentos saludables. Consumir comidas rápidas o no saludables es tentador, pero, a largo plazo, puede incrementar tus niveles de fatiga y causar problemas de salud. Tomar decisiones saludables diariamente tendrá un impacto positivo en tu funcionamiento cognitivo y la salud de tu corazón. Tienes únicamente un cuerpo, así que asegúrate de valorarlo y cuidarlo por medio del consumo de alimentos saludables.

Por último, y más importante, trátatese bien usted mismo. Sabemos que este no es un proceso fácil, pero tómate el tiempo necesario para reconocer cuán abrumador puede ser todo. Ten compasión por tus esfuerzos y aprecia cada cosa que haces.

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